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Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

domingo, 3 de diciembre de 2017

En Guatemala existe una Universidad basada en el conocimiento indigena


En una lucha permanente por el reconocimiento de su estilo de vida, y en favor de una realidad más orgánica, las comunidades originarias han liderado proyectos sociales muy importantes. De esta forma, lo indígena ha trascendido múltiples esferas de la modernidad, probando que los conocimientos de cultura pueden contribuir a los nuevos tiempos de manera asombrosa.

Un rubro digno de destacar es la educación, o más bien, los métodos de aprendizaje que nos han compartido algunas culturas en América, que son muy diferentes al sistema de occidente que hoy conocemos. Es el caso de la Universidad Ixil, un modelo único de institución educativa (si es que se le puede llamar así) que va más allá de las concepciones occidentales y que supera por mucho nuestros paradigmas pedagógicos.

Una metodología que fusiona pedagogía crítica y cosmovisión ancestral

Esta universidad se encuentra enclavada en el altiplano norte guatemalteco. Fue fundada en el año 2011 y es administrada por una comunidad de jóvenes mayas ixiles. Ellos, a través de un programa canalizado por la Fundación Maya y nombrado “Acceso a la tierra por una vida rural con dignidad”, se han permitido generar un método de aprendizaje basado en una cosmovisión ancestral: la tradición del xula’.

Haciéndose de herramientas pedagógicas occidentales, e incluso del modelo institucional universitario que hasta hace poco les era inaccesible, estos indígenas han generado un paradigma educativo en torno a xula’, que básicamente se trata del acto de intercambiar mano de obra por mano de obra.

Una concepción similar a la del trueque o el tequio, adquiere una forma distinta en esta universidad, donde ya no se limitan a intercambiar mano de obra, sino también conocimiento adquirido. Otro dato interesante es que esta Universidad antepone la tradición verbal sobre la escrita, esto es que su enciclopedia institucional es en realidad el conocimiento ancestral heredado, los ancianos de la comunidad, y un diccionario de valores imborrable. 



La Universidad prepara a sus estudiantes con la práctica misma. Y además, los introduce a un modelo en el que su trabajo estudiantil va a generar beneficios para la comunidad.  En la Universidad Ixil se pueden estudiar distintas carreras vinculadas a la agricultura, que es la principal fuente de ingresos de la comunidad. Así, abarcan grados técnicos en desarrollo rural y licenciaturas. Pero más importante aún, dan cuenta de que la agricultura no tiene por qué contradecir a la educación formal ni a sus paradigmas: bien se puede trabajar el campo mientras se estimula, a la par, un conocimiento teórico más profundo de éste, que ayude, por ejemplo, a solucionar los problemas que actualmente genera la agricultura para el medio ambiente.

Proyectos como la Universidad Ixil no dejan de recordarnos que la educación orgánica es una forma de resistencia ante el paradigma moderno que, más allá de contribuir a una formación digna, como seres humanos, a veces resulta desfavorable para nuestro desarrollo. 

Los mayas ixiles encontraron la mejor forma de conjugar la pedagogía crítica y participativa de occidente. Su metodología pone énfasis en la tradición verbal y el derecho a la palabra, y promueve una educación más horizontal que vertical, donde la participación comunitaria es figura clave.
No cabe duda que, en las prácticas y propuestas de estos pueblos originarios, hay un mundo al que debemos prestar atención.

Fuente
Ecoosfera

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